Cada vez que viajo a Europa, a pesar de las malas noticias que todos escuchamos, la encuentro colorida, vibrante, llena de un arte extraordinario, una increible belleza y un sinfín de oportunidades.
Que las imágenes hablen por sí solas.
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Del 2 al 6 abril, tuve el privilegio de participar como orador en el Primer Congreso Internacional en Riesgos y Prevención del Lavado de Activos celebrado en Quito, Ecuador.
Fue un viaje inolvidable por varias razones: el cariño y la hospitalidad de los anfitriones, la increíble belleza colonial de la ciudad, la excelente organización y el altísimo nivel profesional de los oradores y participantes.
Como me sucede siempre que viajo a Sudamérica, encontré también en esta oportunidad, en primer lugar, un gran nivel de conciencia y comprensión de la realidad y de los desafíos existentes. En segundo lugar, la acostumbrada pasión y deseo irrefrenable del latino de hacer lo correcto y construir un mundo mejor para nuestra progenie. Y por último, lamentablemente, los mismos obstáculos infraestructurales que nos impiden embarcarnos en la aventura del accionar ético hacia el logro de la excelencia: la falta de apoyo moral y material de los líderes políticos e institucionales, que no es más que un reflejo de su egoísmo, ceguedad y olvido de su responsabilidad de contribuir al bien común. La buena noticia es que estamos a dos tercios de Sigue leyendo
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