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La semana pasada, la noticia de que la Cooperativa del Archivo Federal de Internet (en inglés, Internet Archive Federal Credit Union o IAFCU) cerró la cuenta de Tradehill tuvo que haberles caído como balde de agua fría a los cripto-emprendedores. Si no lo hizo, debería haberlo hecho. Se suponía que la IAFCU era una de las pocas, si no la única, institución financiera amiga de Bitcoin en los EE.UU. y que había salido al rescate de los cambiadores de moneda virtual, a quienes los bancos parecen haber condenado ‘al olvido’ (en inglés). A esta altura, solo se puede especular cuáles son las causas de esta desafortunada situación y esperamos que se resuelva de manera favorable y permanente lo antes posible.
Ojalá que se trate de otro caso de inmadurez empresarial, ya que éste sería un mal mucho menor en comparación con otros potencialmente más devastadores. Sin embargo, sin ánimo de ofender a las partes involucradas en este caso en particular, existe, en general, una delgada línea divisoria entre inmadurez e insensatez; una que no se puede ignorar en una industria naciente que está plagada de riesgos y en la que una manzana podrida podría retrasar a la canasta entera de la industria durante años. Lo que intento decir es: ¿Están haciendo los deberes los cambiadores de monedas virtuales?
Noticia de último momento #1 para los cambiadores de monedas virtuales: ¡son instituciones financieras!
Ser una institución financiera trae consigo la necesidad de un elevado nivel de gerenciamiento, organización, disciplina y control– y también excelentes comunicaciones con todos los ‘públicos’ con los que interactúa –socios, clientes, empleados, gobierno. Aun cuando los cambiadores eligieran asociarse con otras instituciones financieras licenciadas (una remesadora de dinero, por ejemplo) en vez de obtener sus propias licencias, lo cual es un proceso conocidamente engorroso y oneroso, tienen que recorder dos cosas: (1) siguen siendo instituciones financieras a los ojos del gobierno, lo cual significa que necesitarán cumplir con casi toda la normativa de prevención de lavado de dinero y (2) al extenderles a ellos sus licencias, sus socios estarán asumiendo riesgos adicionales que, en virtud del efecto contagio, podrían tener repercusiones negativas en sus operaciones y relaciones bancarias.
En el mundo actual, en el que hasta las instituciones no financieras están perdiendo sus cuentas bancarias, ¿cómo creen que una institución bancaria en la que resida la cuenta principal de la remesadora va a reaccionar cuando descubra que su cliente comercial se está asociando con una cambiadora de Bitcoin?
Sin cumplimiento legal no hay cuenta bancaria
Este corolario del título principal es una condición necesaria pero no suficiente bien conocida desde hace mucho en la industria de la transmisión de dinero.
Noticia de último momento #2 para los cambiadores de monedas virtuales: Existe una fuerte correlación –e incluso causalidad– entre ser un transmisor de dinero y la dificultad de conseguir y mantener una cuenta bancaria.
Después de haber logrado abrir y mantener –y que me hayan negado y cerrado– docenas de cuentas en docenas de países durante la última década en varios negocios de servicios monetarios, todo se reduce a lo siguiente: sin cumplimiento, no hay cuentas bancarias; sin cuentas bancarias, no hay negocio. Sé que muchos en la cripto-comunidad preferirían que las cosas no fueran así, pero así son HOY las reglas del juego.
Cuando FinCEN declaró oficialmente el 18 de marzo de 2013 que ciertos operadores de ‘monedas virtuales convertibles’ son transmisores de dinero, los cripto-emprendedores que se ajustaron a esta definición tuvieron que agregar los siguientes dos ítems a su lista de problemas a resolver:
- Cómo operar legalmente en EE.UU., país que tiene un régimen de licenciamiento arcaico y complicado
- Cómo formular políticas, procedimientos y controles formal y sustancialmente sólidos (colectivamente, programas) para cumplir con reglamentaciones vigentes de varias clases, incluidas la de prevención del lavado de dinero y de la financiación del terrorismo, la de privacidad y la de protección al consumidor
Solicitar la apertura de una cuenta bancaria con la expectativa de que se nos conceda este privilegio sin antes haber resueltos los dos problemas de arriba es ingenuo e irrealista. Y eso no es todo, aun cuando los cambiadores de moneda hayan satisfecho esos requisitos, se les exigirá un tercero: los ingresos para el banco deberán exceder el costo interno de administrar el riesgo de esa cuenta. Discúlpenme si a alguno de ustedes les he pinchado el globo, pero esta ha sido la historia de nuestras vidas en la industria de la transferencia de dinero durante mucho tiempo.
Difícil decisión
Como si lidiar con la gran cantidad de riesgos y la dificultad de adopción masiva inherentes a la tecnología misma no fueran suficientes, los operadores de ‘monedas virtuales convertibles’ han debido enfrentarse con una decisión tan difícil que muchos de ellos tal vez pronto desaparezcan –ya sea porque eligieron ignorar la guía de FinCEN y las obligaciones que ésta trajo aparejadas o porque eligieron cumplirlas a rajatabla como se esperaba que lo hicieran. Lo primero los metería en problemas con la ley. Lo segundo los dejaría profundamente en rojo.
La buena noticia es que, a pesar de los presupuestos apretados y las pocas opciones, es posible obtener y mantener una cuenta bancaria en EE.UU. Esos sí, exige trabajar muy duro y todo comienza con una piedra fundacional: un programa de gestión del riesgo y del cumplimiento de primera clase.
Hay varias formas de encarar este desafío. Hay bastantes abogados inteligentes y de mucha experiencia que los pueden ayudar a comprender los detalles del qué se debe hacer. Sin embargo, por lo general, no van a ser de gran ayuda con el cómo de lograr que todo funcione en el ámbito singular de cada empresa, operación y producto. En mi experiencia, nadie mejor para construir un programa de gestión del riesgo sólido y sustentable que los ingenieros y especialistas en el producto o servicio de la empresa, con el total apoyo de líderes sabios y virtuosos, por supuesto.
¿Qué esperan, cripto-emprendedores? ¿No es suficientemente grande lo que tienen por perder?
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